La fotografía de viajes es mucho más que estar presente en un lugar, haciendo "click" con el disparador de la cámara. Se trata de interiorizarse en la cultura del sitio que uno visita, de intentar conocer su historia, su geografía, su idiosincracia. De observar los rostros de los locales y sus expresiones mientras llevan adelante sus rutinas. Se trata de estar presente y expectante de lo que el destino elegido tenga para ofrecernos: desde su comida hasta sus aromas, pasando por sus climas y paisajes. El fotógrafo de viajes es un constante aprendiz y un observador. Y su registro será siempre único porque es el lugar a través de su cosmovisión. Es la transmisión de cómo ese lugar lo interpeló en un determinado momento de su vida. Si, a través de una imagen, logré trasladarte aunque sea por un instante a algún lugar, mi trabajo ya está hecho.